Por Pedro L. Armano
Sin menosprecio, muchos creerán que Sinaloa es una bebida gaseosa; otros, les parecerá el nombre de una ciudad, pero no de dónde y aquéllos, con mayor información, sabrán ubicarla en una región geográfica de México. Sí, correcto. Sinaloa es uno de los estados de ese país. Como todo estado, posee su historia que se remonta a 1529. Luego, las misiones jesuitas colonizaron Culiacán -la capital-. Más tarde, en 1830, se declaró independiente.
La economía del estado resulta prominente: desde la agricultura y la ganadería, pasando por la pesca -una de las flotas más grande del país- y las industrias derivadas, hasta los yacimientos de cobre, hierro, plomo, oro, cinc y plata. Además, el turismo eligió la región, dándole aún mayor preponderancia e ingresos de divisas.
Al poseer recursos, incentiva la vida cultural y deportiva. En esa riqueza inmensa, no podía faltar el aspecto banal: la moda fashion. Dicha situación, lo llevó entonces a fomentar los concursos de belleza, buscando a la miss que lo representara. Laura Zúñiga, una hermosa y fulgurante morocha de 23 años, fue elegida Miss Reina de
Llegada a esos sitiales, comenzaron a merodearla los grandes ‘peces’ de la industria, la cinematografía y, ¿por qué no?, de la droga. El caso tuvo evidencia cuando el 23 de diciembre, cercano a Guadalajara, fue detenida con Ángel García Urquiza, -del Cartel de Juárez-, probable pareja de la reina y siete cómplices más. La policía halló en dos automóviles armas, balas y 53.000 dólares. En uno de los vehículos, viajaban Laura Zúñiga y su novio. (El Cartel de Juárez está enfrentado con el de Sinaloa. ¿Montescos y Capuletos? La historia parece que vuelve a repetirse).
Pero
A esta altura de mi vida y con años ‘apilados’ como portacd vertical, me permito la presunción de la duda, sustentada asimismo por la intención y ‘rapidez’ de las jóvenes de hoy, para ser ‘alguien’ con fama y dinero. No puedo creer en princesas rubias de tez blanca, puras e inocentes, a la espera del príncipe azul, como en los cuentos de mi infancia.
Sospecho que la ciudadana sinaloense sabía quién era su novio o festejante, y a qué se dedicaba.
De todo lo que resta, no opino… Me adhiero simplemente a la respuesta que dio una maestra del periodismo mexicano, Alma Guillermoprieto: “(…) en América Latina y en Estados Unidos tenemos el lavado del narcotráfico como gran tema pendiente. He estado viendo The Wire, esta fantástica serie de televisión, y ahí se dice: ‘Cuando tú, como policía, sigues el hilo de la droga, encuentras droga. Pero cuando investigas sobre el lavado de dinero no sabes a quién vas a descubrir. Y por eso ese trabajo no se hace’. Porque a lo mejor das con un secretario de Estado, con el jefe de la basura municipal. Así que en esta guerra absurda contra las drogas no se hace el trabajo más difícil y necesario...”.
__________________________________________
(*) No sé si está aceptado el femenino de ‘sinaloense’. Si fuera así, lo correcto hubiera sido escribir ciudadana sinaloensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario